Sus orejas son triangulares, siempre en punta, de tamaño mediano. Los ojos son vivos, en alerta, de tamaño mediano y forma almendrada.
Se trata de un perro con orígenes muy antiguos, que ha sido poco modificado desde su procedencia del lobo. Eso no quiere decir que sea agresivo. Si bien su aspecto y altivez pueden impresionar al observador externo, se trata de un animal juguetón (cuando se le invita a ello), fiel a su amo y con un gran instinto protector con los niños.
La timidez no suele ser una buena señal, pero afortunadamente, parece ser un rasgo bastante raro en esta raza y si se presenta puede deberse a causas ajenas a la genética del animal y haber sido producidas por un dueño que no ha sabido darle una correcta socialización, manteniéndole encerrado y carente de estímulos psíquicos, interacción con los de su misma especie y un muy limitado contacto humano. Si se detecta, debe vigilarse y brindarle un adiestramiento para superar el problema, ya que de lo contrario su comportamiento puede volverse impredecible y por ende peligroso.
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